21 de noviembre de 2012

Por la costa de Marruecos, Casablanca


Para el viajero occidental aconsejo pasar la noche en hoteles de cadenas económicas europeas tipo Ibis o similares aunque la oferta hotelera es bastante amplia y de todos los niveles. Mi visita a Casablanca fue breve por lo que decidí que un taxista local me hiciera de guía por los sitios más auténticos de la ciudad. y cuando digo auténticos me refiero a los sitios donde se conoce de verdad una ciudad, los sitios donde la gente compra, se junta, pasea,.... 

 

Desde el hotel llamaron a un taxista y, tras el regateo correspondiente, accedió a pasar un día entero mostrándome los encantos de Casablanca. Hace ya unos años de ésto y decir que acordamos por sus servicios unos30€ al cambio que, por su cara de satisfacción, considero que estaba muy bien pagado. 
Lo primero que visitamos fue el zoco de la ciudad donde puedes encontrar todo tipo de artesanía en piel, telas, cobre,...... eso sí paciencia al comprar, el regateo es obligado así como los aspavientos y toda serie de gesticulaciones para acabar  en un precio que siempre será favorable al tendero. Si te invitan a té al acabar la compra, señal de que quedó contento en la transacción. Tras comprar unas babuchas y bolsos de cuero, nos acercamos al mercado de las aceitunas. Como se puede ver en la foto las hay de todos los colores, tamaños y formas. 

 

Se acercaba la hora de visita a la Gran mezquita de Hassan II (pues a primera hora está dedicada a la oración únicamente para musulmanes). Aconsejable la visita detenida de esta maravilla que desafía el oleaje y en la que el lujo se contrapone a todo lo visto hasta ahora.
De ahí fuimos a comer a uno de los muchos restaurantes situados en la Corniche, zona turística de playa donde, a precio razonable, se puede degustar de muy buen marisco. 


Los postres fueron degustados en una pastelería bastante escondida en un barrio imposible de recordar. 
Muy aconsejable degustar los típicos dulces marroquís, nada que ver con la repostería francesa a la que estamos acostumbrados.  
Por último la tarde fue para visitar el mercado del pescado, junto al puerto, y el gran rastro, fiesta para los habitantes de Casablanca donde los domingos por la tarde, se reúnen miles de personas a lo largo de una gran calle de más de un kilómetro a vender, cambiar o comprar desde un motor viejo de lavadora, a una tetera oxidada o unos tam-tams artesanales.

2 comentarios:

  1. Uy siiii regatear es obligado... pero despues de dos veces ya no pude hacerlo mas... me aburrio el juego y hasta me abstuve de comprar algunas cosillas por la flojera de tener que regatear XD

    Saludos!

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